Tostón es la denominación que adquiere la cría del cerdo asada en horno de leña, según manda la tradición, transmitida de generación en generación por estas tierras de Castilla.

Hablaremos de tostón, sólo, cuando el animal haya sido alimentado, exclusivamente, con leche materna y sacrificado a los veintiún días de vida, con un peso de cinco kgs. También hay que resaltar que debe ser pelado con agua caliente, manualmente, para evitar hematomas y otras alteraciones de la piel que van a influir en la consecución del producto. Ese antiguo manjar caracterizado por su aspecto dorado con la corteza crujiente y la carne jugosa y tierna.

Los lechones son criados, sobre todo en la comarca de La Moraña, normalmente en pequeñas explotaciones familiares en las cuales la mayoría de su producción tiene este destino. La alimentación de las cerdas madres está basada en la harina de cebada de la zona, lo que determina la producción de teche de excelente calidad, imprescindible para conseguir un buen tostón.

Es en Arévalo donde el tostón alcanza la más alta categoría, por saber y tradición. El asado de los lechones tiene lugar aquí, en los hornos antiguos, que reúnen especiales condiciones para tan delicada faena, consiguiendo con extendida uniformidad ese producto que muchos conocemos y apreciamos, invitando a su degustación a aquéllos que aún no han tenido la fortuna de conocerlo.

En el resto de la provincia de Ávila, existe igualmente una arraigada tradición en la elaboración del tostón, siendo destacable el caso de la capital, en donde, junto al chuletón, constituye el estandarte de su cocina tradicional.