El cultivo de la higuera, ancestral en la vertiente sur de la Sierra de Gredos, representa hoy día un sector en expansión entre las producciones frutícolas de nuestra Provincia.

El higo es un alimento natural, sabroso y nutritivo, rico en hidratos de carbono, vitaminas y minerales, con benefactores efectos medicinales, aplicable principalmente en casos de estreñimiento y fatiga.

Desde siempre es conocida la calidad de los higos del Valle del Tiétar, para ser consumidos, bien frescos o bien secos.

Existen diferentes variedades de higos, ya sean blancos o negros. Entre los higos blancos la variedad más extendida es la de "cuello de dama'; reconocida por su piel fina, pepitas muy pequeñas y un dulzor extremado. Otra variedad blanca es la "moscatel verde".

Dentro de los higos negros, los más comunes son las variedades "sayuelo", "óñiga", "ancho" y "cuartonero", destacando la "brieva cuartonera" que es muy apreciada por su frugosidad.

Desde su esmerada recolección manual hasta su presentación final, el higo sigue un cuidado proceso de manipulación artesanal. Si se vende fresco, es envasado en cajas de tamaño pequeño recubiertas con alvéolos de papel, para evitar que se deteriore y llegue en perfectas condiciones al mercado.

El higo seco se obtiene mediante un proceso de secado natural al sol, siendo luego sumergido en un baño de agua salada para evitar su fermentación. Finalmente son enharinados, que es la forma en la que se presentan en el comercio.

En la actualidad la mayoría de los productores están agrupados en cooperativas, es el caso que se da en Poyales del Hoyo y Candeleda, las cuales han impuesto una competitiva metodología en los procesos de elaboración y comercialización, lo que ha supuesto la aceptación y el reconocimiento de su bien hacer en los más exigentes mercados nacionales e internacionales.